sábado, 10 de septiembre de 2011

Mentiras que matan

Es una película que relata la creación de una estrategia para distraer a la prensa en plena campaña de reelección del presidente de Estados Unidos; cuando el mandatario es acusado de abusar a una joven, un productor de Hollywood inventa una guerra con Albania para que el candidato pueda ser visto heroicamente por los medios.

¿Los medios inventan la realidad? Vale la pena aclarar que hasta ahora al menos  los hechos existen y los medios los divulgan, los exaltan, básicamente los editan. La pregunta que se impone no es quien inventa la realidad, sino como se la divulga. El desafío -para los medios y también para los políticos- no es negar la información sino manejarla con límites éticos.

Los medios de comunicación tienen una importancia fundamental en nuestra vida: gran parte de la información con la que nos manejamos es producto de este contacto. La construcción que estos hacen de la información influye sobre nuestros hábitos y en la imagen que nos formamos de la realidad. Nos muestran permanentemente una serie de acontecimientos cuya relevancia está definida por lo que llamamos agenda mediática. Es decir, aquellos temas de los que los medios nos hablan y nos dicen que no podemos dejar de conocer para estar informados en determinado tiempo y espacio, a partir de lo que consideran de interés común. Ellos parten de una determinada noción de cuáles son los temas que pueden interesar. Sin duda contribuyen fuertemente a la imagen que nos formamos del mundo que nos rodea, por medio de las estrategias discursivas que emplean en la producción de la información. Pretenden cada vez menos ser objetivos y hay que destacar que su lugar en la vida cotidiana cada vez es mayor.

La ubicuidad de los mass-media conduce a muchos, fácilmente, a una creencia casi mágica en su enorme poder. Hay una amplia preocupación con respecto a los tipos de variables de control social, la manipulación ejercida por poderosos grupos de intereses en la sociedad.                                                                                                                              En el caso de una propaganda, para que sea efectiva  debe haber tres condiciones: la monopolización: esta situación se da cuando hay poca o ninguna oposición en los mass-media a la difusión de valores, políticas o imágenes públicas, etc. Ejemplo: una imagen de un ídolo popular hubiera tenido una repercusión mucho menor de haber estado sometido a una contrapropaganda; Canalización: conducir actitudes, deseos, necesidades previas de la gente; Complementación: el mensaje de los medios se complementa con las relaciones interpersonales. Ejemplo: un político muestra su candidatura por la TV. Y después va a las plazas, colegios, etc.                                                                                                                                                                                    Las mismas condiciones que procuran la máxima efectividad a los medios de comunicación de masas, funcionan en pos del mantenimiento de las estructuras sociales y culturales, y no en busca de cambios en las mismas…